SIGANME LOS BUENOS ;)

13 de septiembre de 2010

Eran tiempos gloriosos.

Mientras escucho a John Lennon silbando Jelous Guy recuerdo esos viejos momentos en los que sólo tenía 5 o 6 años, y escuchaba a mi papa frente a su vieja PC silbar junto con el señor Lennon una suave melodía.

Esas épocas en que éramos cuatro niños correteando por cada rincón dejando detrás nuestro desorden y a nuestra ma gritando a mis dos hermanos mientras se confundía de sus nombres de tanto llamarlos. “Jogijoo!” se sentía por ahí, cuando sabíamos que habían hecho algo mal.

Años en los que nos encantaba enterrar juguetes del otro para hacer renegar, o en las siestas de verano cuando teníamos que elegir entre quedarse adentro de casa, pero dormir la siesta o quedarnos en el patio de casa. Y cuando elegíamos quedarnos afuera, nos cruzábamos del tapial para robarle mandarinas a nuestra vecina y por las noches correr para agarrar bichitos de luces que volaban por todo el predio.

Veranos en los que nos íbamos un mes entero en Cuesta Blanca que quedaba en medio de la nada, y nosotros chochos, pasábamos las tardes enteras al lado del rio. Mientras mama Sabrina escuchaba la radio LV3 mientras tomaba sol, Jose y Rodrigo hacían competencia de quien agarraba mas “Viejas del agua” en todos esos días, papa nos convencía ir caminando hasta la famosa crucecita arriba del cerro diciéndonos que el que iba con él le daba $5; o apenas llegábamos al rio, salía corriendo mientras gritaba “carrera hasta la piedra que dice CHANCHO!” que estaba al otro lado del rio, para después cuando íbamos ganándole, agarrarnos de los tobillos para que nos caigamos en la arena y ganar.

Eran dañiñadas y por detrás retos de ma y pa. Eran tardes en las que nos sentaban en la mesa a los 4 juntos y hasta que no se terminara de hacer la tarea del día nadie se levantaba. Eran tiempos en los que nunca me bajaba de las piernas de mi pa o mi abuelo que vivian haciéndome upa. Eran noches cociendo disfraces para las fiestas de fin de año del colegio o por un simple acto. Eran días pegando lentejuela por lentejuela para hacer mis famosas alas de mariposa, eran horas riéndonos haciendo grabaciones para el colegio con el grabador de pa, que luego usábamos para grabar gritos y tonteras, y asustar a Pame mientras dormía poniéndole la grabación a todo volumen.

Fueron momentos que no se olvidan nunca, fueron años, risas, llantos, retos, dañiñadas, sermones, momentos compartidos que cada año se fueron acumulando en mi corazón y siempre voy a recordar cuando una vieja famosa canción escuche, para rememorar esos viejos tiempos tan maravillosos y alegrarme por todo lo que tengo, sabiendo que a pesar de las diferencias, las distancias, y las pocas veces que podemos estar juntos los seis, soy feliz sabiendo que tengo una familia con todas las letras.

  

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