BASTA.

Decidir dejar de hablar de esa persona no concluye a nada. Que dejes de mencionar su nombre o referirte a ella en voz alta no significa que eso lleve a que no la menciones ni la vuelvas a traer a tu mente a cada rato junto con esos maravillosos recuerdos que vienen con su nombre… Como su perfume,  sus ojos negros y hasta esa maldita manía de poner expresiones raras en su cara cuando se enojaba y aun así aseguraba no estarlo.

Decís basta. Le decís Basta. Te decís a vos mismo basta…. ¿Basta de qué? ¿Desde cuándo con una simple orden nuestra cabeza y nuestro corazón van a hacer lo que nosotros queremos? Desde nunca, claro está. Porque somos humanos: Erramos, “no tenemos sangre de pato”, somos impredecibles y nos encanta meternos en líos de todo tipo. Para algunos por ej., su especialidad es lio de amores.

¿Basta hasta cuándo? ¿Hasta cuándo es que vas a decir basta? ¿Cuándo va a ser el día que te des cuenta en que ya no estás mencionándote más esa maldita orden en tu cabeza, y ya todo paso? ¿Basta hasta el hartazgo? ¿Y si no puedo seguir diciéndomelo? ¿Y si por más que me lo viva repitiendo en el momento en el que agarro el teléfono con la intención de mandar un mensaje que por mas idiotez que diga, lo único que quiere es decir “me canse de decirme basta. Bajo la guardia. Veni. Aprovechate”, pasa el tiempo y nada cambia? ¿Por qué tengo que decir basta?

Porque prefiero el dolor que produce esos recuerdos tan dulces mientras no te tengo, antes del dolor agridulce de tenerte pero no de la forma que yo quiero, que yo merezco… Porque sé que ese dolor que siento al no tenerte, cada día va a ser menor, y cada día va a ser más fácil de disfrutar.

Rocilda.Z.