Mi peor pesadilla.

Anoche, como unas cuantas otras noches me dormí peleando con vos.

Son las 2, las 3 am y yo no quiero irme a dormir, porque se lo que va a pasar en el momento en que me acueste.

Apoyo mi cabeza sobre la almohada, abrazo mi oveja de peluche, y miro hacia un costado. Pestañeo y ahí estas. Sentado en la silla de mi escritorio mirándome con esa expresión que soles poner cuando te crees el tipo más importante e intocable del mundo, que me hace querer pegarte un sopapo y a la vez acercarme, y estamparte en la cara el beso más dulce, más ardiente, mas seductor que salga de mi y decirte que no podría vivir sin vos.

-Pensé que habíamos quedado en que yo iba a respetar tu decisión y que iba a desaparecer. Creeme que estoy haciendo todo lo posible… Pero el que aparezcas todas las noches asi, sin avisar no me ayuda para nada.

Pero vos solo me observas… No decis nada.

Y elevas los ojos mientras sonreís soberbiamente… Claro que sé lo que significa. Estas pensando “es una chiquilina, una ilusa”. Pones esa expresión cada vez que te digo que conozco cada reacción tuya, y cada respuesta que podes llegar a dar luego de un planteo mío, cada vez que te digo “vos corre, anda... seguí huyendo. Metete con todas las pendejas que quieras, pero algún día vas a tener que volver. Sabes que no vas a encontrar a nadie como yo”.  Y si, a veces me creo tanto en tu vida, aun sabiendo que lo único importante para vos es… bueno, vos.

Me siento en la cama, aun abrazando a mi querida “ME”, me acomodo el pelo y te miro… Ya no sos el mismo que cuando te conocí. Te observo, te comparo con las imágenes grabadas en mi cabeza y sonrío. El tiempo paso y se nota en tu cara, pero me es inevitable sonreír y decir “La poca vejez que se le nota le sienta mejor que nada”.

-Tenes que dejar de aparecer. ¿Por qué no podes perdonarme? Yo ya me perdone. Me perdone no solo por mis errores, sino también por haber tomado la estúpida decisión de haber querido ser perfecta para vos. Yo no soy perfecta… ¿Cómo no ibas a saberlo a eso? Esa obsesión de querer ser una mejor persona para vos se nos fue de las manos… ¿No crees? Se rompió todo, y otra vez se arruino. Si ya se, fui yo esta vez quien lo hizo.

Todas las noches que apareces es lo mismo. Te hablo, te doy mis opiniones y te apunto como si las explicaciones me las estuviese dando a mi misma para intentar tranquilizarme y dejar este tema atrás como muchos otros más… Pero todavía es muy temprano.

Te miro, te hablo, después te grito… Siempre lo mismo. Entonces, me vuelvo acostar mojando la almohada debido a la desesperación y abrazo a ME.

“Andate, quiero dormir” te digo, y me doy vuelta.


Rocilda.Z.