20 de octubre de 2011
ERAS MI PERSONA FAVORITA
Voy a empezar por decir
las palabras que siempre pensé sobre vos, incluso antes de que todo comenzara:
“Si tuviese que pedir que
alguien fuese inmortal, o aunque sea viviese como mínimo 100 años, sería mi
abuela Inés”.
Nunca en mi vida, tuve
esta sensación que no se describir bien que es lo que me hace sentir. Es más
que un enojo, es más que tristeza, es más que un dolor físico o emocional, es
más que cualquier otro sentimiento que haya experimentado en mis 20 años.
¿Cómo describir como me
siento si todavía no entiendo que es lo que pasó? Si todavía no caigo en la
realidad de la situación.
Todavía me siento como en
el día que mamá llego a casa y me dijo lo que los doctores le habían dicho y se
largo a llorar frente a mí. Sentí estar en la situación ridícula de ver una ola
de 100 mts de altura avanzando hacia mí,
y yo no saber qué carajo hacer, sabiendo que no importe que haga; lo que venía
después de esa ola era inevitable. Todavía estoy así, veo como esa enorme pared
de agua se estampa contra mí, se lleva todo, destruyendo lo que queda y yo
todavía sin reaccionar.
Esa maldita ola
imaginaria, te llevo a vos. Te arrastro, y se llevo con vos, tu sonrisa, tu
risa, tus consejos, tus palabras, tu voz, tus ganas de vivir, tu pasión por la
vida. Te llevo, y te fuiste enojada, y eso es lo que más me desconcierta… ¿Cómo
creer que esa persona que se llevaron eras vos? Vos no sos así. Vos no eras
así. Eras el sol de cada persona que te conocía, eras la persona más
inteligente y sabia que he conocido y voy a conocer en mi vida. No eras una
simple abuela común y corriente, ni siquiera una madre común y corriente.
¿Qué sentir? ¿Qué hacer?
Si no me diste tiempo a nada. No nos diste tiempo, te fuiste en un abrir y cerrar
de ojos. Todavía recuerdo como si fuese ayer esa sonrisa enorme que pusiste
cuando aparecimos con una torta y un globo enorme a tu casa por tu cumpleaños.
Todavía sonreías, todavía tenias la necesidad de agarrar uno de esos tantos
libros que guardabas como oro mientras charlábamos para buscar una frase que
leíste y querías mostrarnos para discutir sobre algún tema.
¿Debería sentir enojo?
¿Debería intentar buscar el culpable de toda esta injusticia? ¿Debería llorarte
cuando en realidad también tengo la necesidad de aunque sea sonreír por haber
tenido la dicha de haberte conocido, y de tener tu sangre?
Todavía estoy esperando
volver a verte aunque sea en mis sueños, y me digas qué es lo que debería
hacer, aunque sea producto de mi
imaginación.
Rocilda.Z.
Te
extraño, y no puedo pasar un día sin desear que llegue el fin de semana para ir
a tu casa con la esperanza de volver a verte sabiendo que es algo imposible.
¿Tan ocupada estas allá arriba que no podes bajar un ratito a abrazarme? Ojala
seas feliz. Lo único que quiero es eso.
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